El Merecido Almuerzo
Era una difícil misión almorzar en el casino de la Enag, claro, uno perfectamente podía llevar la vianda marcada dramáticamente con el nombre completo y curso en la tapa.
Llevar ese rico almuerzo preparado por mamá para que el alumno ejemplar disfrute esos tiernos manjares. Previo al goce de las papilas, era rutina que en los recreos que antecedían la hora de almuerzo, miles de esforzados alumnos concurrían a depositar el diezmo alimenticio al casino. Donde la tía gentilmente y gracias a la ayuda del microondas calentaba las viandas de colación. De vez en cuando este bello acto de almorzar se veía empapado en tristeza, ya que algunos compañeros en algún acto de rebeldía y ociosidad se robaban las viandas y se comían la comida de algún coterráneo.
Otros con un poder económico mayor se daban lujos romanos y degustaban chaparras y bebían bebidas gaseosas, los más osados se daban ciertas licencias para invitar a los amigos a comer. Ciertamente nunca fui invitado, siempre compre la galleta de cien pesos y algún alka para el tufo post almuerzo.
Espacio aparte merecen esos sacrificados hombres de batalla que apenas sonaba el timbre de colación, corrían despavoridos por los pasillos y codo a codo peleaban un puesto afuera del casino, donde cuyo premio era una colación completamente gratis.
Para ellos va este homenaje, por su empuje y coraje en pro de conseguir un almuerzo.
Dentro del casino todo compartimos la mesa de la dignidad y degustamos de las sonrisas. Acompañamos el hambre de otros y callamos el estomago con pan. El casino fue un escenario de vital importancia para los alumnos de la Escuela Nacional de Artes Gráficas.
Llevar ese rico almuerzo preparado por mamá para que el alumno ejemplar disfrute esos tiernos manjares. Previo al goce de las papilas, era rutina que en los recreos que antecedían la hora de almuerzo, miles de esforzados alumnos concurrían a depositar el diezmo alimenticio al casino. Donde la tía gentilmente y gracias a la ayuda del microondas calentaba las viandas de colación. De vez en cuando este bello acto de almorzar se veía empapado en tristeza, ya que algunos compañeros en algún acto de rebeldía y ociosidad se robaban las viandas y se comían la comida de algún coterráneo.
Otros con un poder económico mayor se daban lujos romanos y degustaban chaparras y bebían bebidas gaseosas, los más osados se daban ciertas licencias para invitar a los amigos a comer. Ciertamente nunca fui invitado, siempre compre la galleta de cien pesos y algún alka para el tufo post almuerzo.
Espacio aparte merecen esos sacrificados hombres de batalla que apenas sonaba el timbre de colación, corrían despavoridos por los pasillos y codo a codo peleaban un puesto afuera del casino, donde cuyo premio era una colación completamente gratis.
Para ellos va este homenaje, por su empuje y coraje en pro de conseguir un almuerzo.
Dentro del casino todo compartimos la mesa de la dignidad y degustamos de las sonrisas. Acompañamos el hambre de otros y callamos el estomago con pan. El casino fue un escenario de vital importancia para los alumnos de la Escuela Nacional de Artes Gráficas.
Comentarios
En conclusion
Al diablo con el casino jajaja
Simon Martinez Casino jajaja se imaginan?
del torturado cuarto A 1999
chau, salU2
Alex Sanhueza V.
1990/1994
Composición Gráfica
Mientras fuiste alumno de la ENAG, eras tan weon que nunca hubieras sido ni un cuarto de lo sarcástico que crees ser con tu comentario.
Retrocede nada más que un poquito
y piensa en tus abnegados compañeros, como bien dice nuestro compañero anfitrión, que corrían por el merecido almuerzo.
Saludos para todos
.... de un Compañero